Una factura simplificada es un documento que certifica una transacción comercial y funciona como justificante de pago, aunque con menos detalles que una factura completa.
Tradicionalmente conocida como “tique”, esta nomenclatura proviene de regulaciones anteriores y ha sido adaptada bajo el nuevo marco del Real Decreto 1619/2012.
Su utilidad radica en simplificar la documentación necesaria para operaciones cotidianas, especialmente útil en entornos de comercio minorista y servicios directos al consumidor.
Este documento es crucial en la gestión diaria empresarial, ya que mejora la gestión del proceso de facturación. Con este artículo, en 60dias pretendemos que comprendas a fondo todos los aspectos relevantes de la factura simplificada.
¿Cómo se hace una factura simplificada?
Crear una factura simplificada requiere gestionar correctamente los datos necesarios para su elaboración. A continuación, te explicamos cómo hacerlo paso a paso:
- Identificación de la factura: Asegúrate de que el documento esté claramente marcado como “factura” y que incluya un número único identificador, siguiendo una serie correlativa. También es importante que tenga la fecha de expedición y la fecha de las operaciones.
- Datos del emisor: Incluye el nombre o razón social y el NIF. También puedes añadir información de contacto, como el correo electrónico o el teléfono.
- Descripción del servicio o producto: Aunque no es necesario un detalle exhaustivo, es fundamental incluir una descripción clara que identifique los bienes o servicios proporcionados.
- Información fiscal: Indica el tipo de IVA aplicado. Si la operación incluye distintos tipos de IVA, especifícalos por separado junto con la base imponible correspondiente a cada uno.
- Importe total: Señala el total a pagar, sumando la base imponible y el IVA correspondiente.
La factura simplificada puede emitirse en papel o en formato electrónico. Es importante conservarla tanto por parte del emisor como del cliente para futuras verificaciones o gestiones fiscales.
Ten en cuenta que, aunque normalmente no se requieren los datos del receptor, si el destinatario es un empresario o profesional que desea deducir el IVA, sí deberás incluir sus datos fiscales.
Requisitos para hacer una factura simplificada
Cuidado, porque no siempre es posible emitir una factura simplificada. Debes conocer cuándo y cómo puedes utilizarla.
El caso es que no todas las transacciones permiten este tipo de factura. A continuación, tienes los requisitos y limitaciones a tener en cuenta:
Límites de importe
- Operaciones de menor cuantía: Puedes emplear la factura simplificada si el importe total, IVA incluido, no supera los 400 euros.
- Operaciones específicas: El límite se amplía hasta 3.000 euros (IVA incluido) en los siguientes casos:
- Ventas al por menor destinadas a consumidores finales, no a empresarios o profesionales.
- Servicios prestados a domicilio o en ambulancia.
- Transporte de personas y equipajes.
- Servicios de hostelería, incluidos restaurantes, bares y similares, así como el suministro de comidas y bebidas para consumo inmediato.
- Utilización de instalaciones deportivas, servicios de peluquería, estética, tintorería y lavandería.
- Servicios telefónicos a través de cabinas o tarjetas prepago anónimas.
- Aparcamiento y estacionamiento de vehículos, así como el uso de autopistas de peaje.
Además de los límites de importe, existen situaciones concretas donde la emisión de una factura simplificada está permitida. Por ejemplo, cuando debes expedir una factura rectificativa, corrigiendo una factura anterior (sin importar el importe de la operación) o en casos específicos autorizados por la Agencia Tributaria, como la entrada a espectáculos deportivos, servicios de fotocopias, entradas a salas cinematográficas y museos, servicio de reparación de calzado, etc.
Restricciones en el uso de la factura simplificada
Existen escenarios donde, a pesar del importe de la operación, no es posible utilizar la factura simplificada:
- Operaciones intracomunitarias y exportaciones: Aquellas que implican la compraventa de bienes o servicios con países terceros.
- Ventas a distancia: Especialmente las reguladas por normativas específicas sobre comercio electrónico.
- Operaciones sujetas a regímenes especiales: Como aquellas con inversión del sujeto pasivo, donde el receptor de la operación es el responsable de declarar y pagar el IVA.
Para evitar errores y posibles sanciones, te recomendamos usar los servicios que te ofrecemos en 60dias, como el de optimización en la gestión de facturas.
Si quieres saber más sobre este tipo de facturas, te recomendamos leerte con atención esta página del AEAT, dedicada a las facturas simplificadas.
También, ten en cuenta que no puedes deducir el IVA de una factura simplificada, y que para ello necesitarás una factura ordinaria o completa. Te explicamos más…
¿Qué diferencia hay entre una factura simplificada y una normal?
La factura simplificada y la factura ordinaria se diferencian en aspectos clave, adaptados a distintas necesidades dentro del ámbito empresarial y fiscal. A continuación, te explicamos las diferencias fundamentales:
Nivel de detalle y contenido obligatorio
Factura ordinaria:
- Datos completos del emisor y receptor: Incluye nombre, NIF y dirección de ambos, tanto del emisor como del receptor de la factura.
- Descripción detallada: Cada bien o servicio debe describirse con precisión, especificando la cantidad, el precio unitario y el precio total.
- Desglose de impuestos: Es imprescindible detallar las bases imponibles, los tipos impositivos aplicables y desglosar la cuota tributaria de cada uno.
Factura simplificada:
- Datos básicos del emisor: Es suficiente con indicar el nombre o razón social y el NIF del emisor. Los datos del receptor son opcionales, salvo que este sea un empresario o profesional que necesite la factura para deducciones fiscales.
- Descripción general: Basta con una descripción que identifique la naturaleza de los bienes o servicios, sin necesidad de detallar la cantidad o el precio unitario.
- Simplificación de impuestos: Se permite usar el concepto “IVA incluido” sin necesidad de desglosar las bases y los tipos impositivos, lo que facilita la presentación.
Como ves, las facturas simplificadas permiten mayor flexibilidad en su formato y contenido, adaptándose a transacciones comerciales rápidas y de menor cuantía, donde la agilidad en la emisión es esencial. Esto es muy útil en sectores como el comercio minorista y los servicios, donde las operaciones diarias son numerosas y requieren un procesamiento rápido.
Uso según el contexto
- Factura ordinaria: Es el formato estándar para transacciones de mayor relevancia o formalidad, donde se necesita un detalle exhaustivo por motivos contables, de auditoría o cumplimiento fiscal.
- Factura simplificada: Ideal para transacciones menores y cotidianas, facilitando una gestión fiscal menos compleja tanto para el emisor como para el receptor. Recuerda que NO se puede deducir el IVA de una factura simplificada.
Esperamos que con esta pequeña guía te haya quedado mucho más claro lo que debes saber sobre las facturas simplificadas. En 60dias te podríamos ayudar a conseguir convertir esos tiques en facturas de canje. ¿Quieres saber más? Explora nuestra página o ponte en contacto con nosotros y te contamos más.
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