Los desplazamientos corporativos son clave para la actividad diaria de las compañías. Estos cobran especial relevancia en España, ya que en 2019 fue el país número 13 con más desplazamiento de este tipo a nivel mundial.
De entre las distintas opciones de transporte disponibles, encontramos que el vehículo privado (coches propios o de empresa, leasing y alquiler) es uno de los más interesantes debido a su comodidad, la flexibilidad que aporta y los beneficios fiscales para la empresa.
Beneficios del vehículo privado frente al transporte público
Al hablar de desplazamientos laborales suele surgir la duda entre el transporte público y el privado. Si bien ambas son opciones válidas, encontramos que el vehículo privado arroja unos dato mucho más positivos.
La mayor ventaja que encontramos es sin duda la flexibilidad, mientras que con el transporte público te ves obligado a adaptarte a los horarios establecidos, el vehículo privado ofrece plena libertad. Esto es especialmente relevante ante cambios de hora repentinos, o emergencias en las que no hay tiempo de planificar una ruta y ajustarte al tiempo disponible.
Otro punto a tener en cuenta es la comodidad. Salir de casa o la oficina una hora antes, hacer varios transbordos o ir en un metro abarrotado, no son la mejor manera de prepararse para una reunión importante o una jornada de trabajo productiva.
También encontramos una ventaja clave en el vehículo privado para las empresas en materia de deducibilidad. Los transportes públicos soportan un IVA del 10%, frente a los gastos de carburante, peaje o parking que son del 21%. Suponiendo un caso donde 2 empleados gasten el mismo importe en un viaje, la empresa podrá deducir el doble de IVA en la liquidación del empleado que utilizó el medio privado, frente al que se desplazó en transporte público.
El caso del taxi
El taxi supone una excepción dentro del transporte público, ya que aporta la misma flexibilidad y comodidad que el vehículo privado, como ya tratamos en un artículo anterior. Esto lo convierte en una opción interesante, en especial en desplazamientos puntuales o en viajes de negocios en los que no se dispone de un vehículo propio.
En cuanto al ahorro que aporta a la empresa es necesario evaluar la frecuencia de su uso. Para empleados que se desplacen constantemente es recomendable en vehículo propio, ya que la recuperación del IVA es más sustancial. En el caso de los empleados que solo se muevan de forma excepcional, el taxi supone una opción más rentable, ya que a pesar de soportar solo el 10% de IVA, no es necesario asumir el mantenimiento de un vehículo que no se usará con la suficiente asiduidad.
Gastos deducibles derivados del transporte privado
Utilizar un vehículo privado conlleva una serie de gastos aparejados que se ven considerablemente aminorados si tenemos en cuenta que todos ellos son deducibles.
Antes de entrar a analizar cada uno de ellos, es importante hacer una aclaración: un gasto solo es deducible si está relacionado con la actividad de la empresa, por tanto, es importante asegurarnos de poder demostrar que estos gastos se han realizado durante la jornada, o que el vehículo solo se usa con fines laborales (en caso de ser alquilado). Para esto basta con ajustarnos a la política que defina la empresa en esta materia.
Aclarado esto, encontramos principalmente 3 gastos asociados al uso de un vehículo personal:
El Carburante (21%). El combustible es un gasto inherente a los desplazamientos y es 100% deducible, además suele ser el más elevado en lo que movilidad se refiere. Para hacernos una idea de su magnitud, los autónomos invierten de media 3.000 euros anuales en gastos de carburante, que es un pequeño espejismo comparado con el gasto de combustible que pueden acumular las grandes empresas.
El Parking (21%). Todo viaje tiene un destino y en algún lugar hay que dejar el vehículo, esto trae aparejado otra elección que resulta obvia, en referencia a la deducibilidad: parquímetro o parking privado, tema en el que hemos profundizado en artículos anteriores.
Los peajes (21%). En ocasiones necesitaremos desplazarnos fuera de la ciudad, y la rapidez, comodidad, fluidez que nos aportan las autopistas nos hacen la vida más fácil. Además de un precio económico respecto al resto de Europa, los peajes son gastos completamente deducibles.
Cuando hablamos de transporte privado no nos referimos solo al coche personal que se usa con fines laborales, sino también a los vehículos alquilados o de empresa. Por eso, aparte de los gastos asociados a su uso, debemos tener en cuenta que el alquiler de un vehículo (o leasing) es un gasto deducible que soporta un 21% de IVA.
Para concluir, el uso del vehículo privado tiene un impacto positivo tanto en el rendimiento del empleado, como en las cuentas de la empresa, convirtiéndolo en una alternativa a tener en cuenta. Sin embargo, no podemos terminar sin mencionar una ventaja que ha surgido en el actual contexto de pandemia, la seguridad; y sin duda este medio de transporte es el que mejor cumple con el papel de prevención al no compartir el espacio con terceras personas y tener un control personal sobre la limpieza de este.
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