A raíz de la pandemia del Covid-19 el mundo profesional se ha puesto patas arriba, en cuestión de meses los viajes de negocios, tan comunes en la actividad de las empresas, se han paralizado y los métodos han tenido que cambiar para adaptarse al teletrabajo. Pero ¿de verdad cambiará tanto nuestra forma de trabajar?
Un cambio parcial, no total
Durante el confinamiento era frecuente escuchar que el teletrabajo se impondría definitivamente frente a las oficinas tradicionales, sin embargo, esto no ha sido realmente así. Según datos de Randstad solo el 4% de la población teletrabajaba en 2019, en 2020 esta cifra subió al 16.4%, lo que supone un aumento de 2 millones de personas.
Si bien es un incremento significativo, no es el cambio de panorama radical que se esperaba en los meses de confinamiento, en especial teniendo en cuenta que un importante porcentaje del teletrabajo se hace de forma parcial u ocasional. En muchos casos no es la implementación de un nuevo sistema de trabajo, sino la solución para mantener la distancia de seguridad en la oficina. IvieLAB por su parte lanzo un estudio en el que estima que el teletrabajo podría llegar a ser de hasta el 34% en España.
Nueva forma de trabajar, nuevos gastos
En un primer momento el teletrabajo puede parecer una oportunidad reducir gastos, ya que para ponerlo en marcha solo se necesitaría que el empleado tenga un teléfono, un ordenador y conexión a internet, recursos que la mayoría ya tienen, solo haría falta proporcionar aquellos equipos de los que carezcan.
Sin embargo, esto es ignorar que el trabajo seguirá siendo el mismo y que se necesitaran los mismos recursos para mantener la actividad, además de otros complementarios para solventar el problema de la distancia. Por ejemplo, seguirá siendo necesaria la papelería para la documentación física, a la que habría que sumarle los gastos de mensajería en caso de ser necesario.
En las visitas a clientes la presencialidad seguirá siendo importante, e incluso en caso de optar por reuniones telemáticas se deberán contratar herramientas digitales que soporten la carga de trabajo. Es precisamente en los desplazamientos donde encontramos una tendencia más clara a volver a la normalidad.
Gradual vuelta a la normalidad
La tendencia general es volver a la forma de trabajar y relacionarnos previa a la pandemia. Esto se nota especialmente en los viajes de negocio que cada vez son más frecuentes debido a la importancia que le dan los profesionales al trato cara a cara. Ya hemos hablado en otro artículo sobre el aumento de los viajes en España, un crecimiento que irá en aumento en los próximos meses, priorizando los desplazamientos nacionales.
En un estudio realizado por Gebta en colaboración con Iberia, vemos como el 63.4% de los profesionales considera que la totalidad de los viajes que realizaban eran imprescindibles, y el 58% planea mantenerlos en 2021, solo anulándolos por razones presupuestarias o por emergencia relacionadas con el Covid, por su parte el 16.5% no tiene intención ninguna de reducirlos.
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